HISTORIA DE LA QUÍMICA
HISTORIA DE LA QUÍMICA
LOS ORÍGENES DE LA QUÍMICA MODERNA
Podemos situar el inicio de la Química moderna a mediados del
siglo XVIII a partir de las investigaciones fundamentales llevadas a cabo,
entre otros, por Black, Cavendish, Priestley y Scheele y de la síntesis
conceptual realizada por Lavoisier.
El empleo sistemático de la balanza permitió que
la Química empezase a abandonar su carácter cualitativo. Al pasar a ser una
ciencia cuantitativa, nuevos elementos de juicio propiciaban la
reproducibilidad de los diferentes experimentos para su contratación o
refutación. Por otro lado, Lavoisier reconoció que los procesos de combustión,
calcinación y respiración, no eran sino manifestaciones de un mismo proceso
(oxidación) en los que siempre participaba una misma sustancia: el oxígeno. Se
lograba con ello una unidad conceptual para explicar la reacción química.
Finalmente, Lavoisier participó en una propuesta de sistematizan del
lenguaje químico. La difusión y aceptación de su Méthode de nomenclature
chimique (1787) permitió la normalización del lenguaje químico. Unos años más
tarde, el químico-médico sueco Berzelius propuso una notación para los símbolos
químicos que se adoptó para representar adecuadamente las sustancias químicas y
las reacciones en las que participan.
El "nacimiento" de la Química moderna
fue posible gracias a la gran cantidad de saberes empíricos acumulados
previamente (construcción de aparatos, desarrollo de técnicas experimentales,
estudio del comportamiento químico de sustancias, etc.). Todo este conocimiento
previo provenía de las contribuciones realizadas por la Alquimia, la Metalurgia y
la Medicina y la Farmacia, que
constituyen los tres pilares fundamentales de la química moderna.
El interés de los alquimistas se centraba en la
transmutación de los metales en plata y oro y en encontrar el "elixir de
la vida". Por su parte, los metalúrgicos, a diferencia de los alquimistas,
eran personas incultas preocupadas fundamentalmente por el desarrollo de las artes prácticas
relacionadas con el tratamiento de los metales
y de sus minerales. Eran artesanos interesados en el desarrollo de unas
técnicas, sin que ello supusiera la existencia de ningún marco filosófico o
conceptual que guiase su trabajo. Finalmente, el principal interés de los
médicos y de los boticarios se centraba en el tratamiento de la enfermedad.
Este objetivo otorgaba a la medicina una dimensión más amplia que la simple
búsqueda de un elixir difícil de alcanzar.
De esta manera se expresaba Lavoisier en la
introducción de su célebre obra: “Método de nomenclatura química”:
"La imposibilidad de aislar la
nomenclatura de la ciencia y la ciencia de la nomenclatura, se debe a que toda
ciencia física se forma necesariamente de tres cosas: la serie de hechos que
constituyen la ciencia, las ideas que los evocan y las palabras que las
expresan. La palabra debe originar la idea, ésta debe pintar el hecho: he aquí
tres huellas de un mismo cuño. Y como las palabras son las que conservan y
transmiten las ideas, resulta que no se puede perfeccionar la lengua sin
perfeccionar la ciencia, ni la ciencia sin la lengua; y por muy ciertos que
fuesen los hechos, por muy justas que fuesen las ideas que los originasen, sólo
transmitirían impresiones falsas si careciésemos de expresiones exactas para
nombrarlos."
¿CUÁL ERA EL OBJETIVO DE LA
QUÍMICA A PRINCIPIO DEL SIGLO XVIII?
La química es una ciencia experimental en construcción que ha atravesado
etapas decisivas, que han propiciado su desarrollo como disciplina científica.
La generación del conocimiento químico no se limita al saber
estrictamente empírico que proporcionan comportamientos particulares o al
establecimiento de leyes experimentales. Uno de los principales objetivos de la
Química es desarrollar modelos teóricos
explicativos (teorías) que nos
permitan comprender las características y las transformaciones de la materia.
La construcción de todo este conocimiento teórico fundamenta, muchas
veces sin proponérselo explícitamente, el desarrollo de técnicas y
procedimientos con fines prácticos o de utilidad concreta. Las teorías
elaboradas explican e interpretan las observaciones conocidas, estableciendo
relaciones entre las distintas leyes experimentales, a la vez que proporcionan
nuevos campos de investigación. Pero además, las teorías químicas tienen la
capacidad de poder predecir de antemano propiedades y comportamientos químicos
particulares.
Sin embargo, las teorías no son inmutables y están en continua revisión.
A lo largo de la historia de la Química han existido distintas teorías, e
incluso convivido en determinados periodos teorías
que proporcionaban explicaciones opuestas de unos mismos hechos. La validez
de las teorías es proporcionada por su aceptación en la comunidad científica de
la época. El cambio de una teoría por otra es un proceso difícil y costoso, ya
que no sólo implica un cambio de creencias, sino que conlleva una
reestructuración en los métodos de trabajo, valoraciones y concepciones de la
propia comunidad científica. Por ello, el proceso de consolidación de toda
nueva teoría es interpretado como una revolución en las ideas de la comunidad
científica. Así por ejemplo, el físico Planck inició el camino de una
revolución en la física y en la química que dio lugar a la Mecánica Cuántica.
No obstante, el propio Planck se opuso a la mayor parte de las implicaciones
que suponía la nueva mecánica.
Con el objetivo de ilustrar y analizar las implicaciones de los cambios
de referentes teóricos en la Química, vamos a exponer dos casos históricos de
mediados de finales del Siglo XVIII: el
fin de la teoría del flogisto por Lavoisiser y el nacimiento de la teoría atómica de Dalton (que sirve de modelo
teórico en los inicios de la Química moderna).
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